Imperial Cost
El encanto de los años 50
- Proyecto
- Imperial Cost
- Autor
- Fran Bordell
- Promotor
- Privado
- Área
- 63m2
- Situación
- Salamanca
¿Es difícil acceder a tu primera vivienda?
En ‘Imperial Cost’ se ha hecho toda una declaración de intenciones de cómo convertir un piso de los años 60 en un espacio joven, abierto y marcadamente urbano.
Un segundo sin ascensor, cercano a una línea casi desaparecida de Renfe… Pero luminoso, muy luminoso; orientado a un parque/pulmón de la ciudad y con techos abovedados. ¡Y con una chimenea propia como sorpresa de última hora!
Con todo esto, y con el objetivo de no desechar nada (a excepción de metros de pasillo), planificamos una estancia siempre pensando en el aprovechamiento de la luz natural.
La entrada directamente nos abre a un espacio híbrido que junta y distribuye el área social. Se eliminaron tabiques para contrarrestar esa sensación de barreras, y permite disfrutar de toda la vivienda gracias a la fuga visual.
De esa forma, la cocina/comedor se levanta sobre un porcelánico imitación a hidráulico, que junto al azulejo tipo metro (con lechada oscura) genera un tramado limpio pero resistente, de fácil mantenimiento. Un solado (y paramento) que continua hacia el interior de la vivienda, dando continuidad a todas las zonas de agua.
Para la cocina, el estudio se decantó por un material que no pierde su fama: Formica. Blanco brillante, con una encimera negra mate. Un espacio neutro que puede evolucionar con sus habitantes, y que se ve enriquecido con una línea fugada que distribuye las diferentes estancias.
Aunque en primera instancia se proyectó una mesa de madera maciza, el presupuesto se ha ido ajustando para que de forma ágil los promotores puedan ir ejecutando mejoras progresivas. A última hora se optó por un modelo low-cost junto con un clásico nórdico (las sillas) en color amarillo. Toda una mezcolanza que genera su riqueza en contraste con una alacena del principios de s.XX. En conclusión, una cocina donde se inician y se terminan visitas, donde se hace vida de forma menos protocolaria.
Seguimos avanzando a través de un solado de tarima roble envejecida que dialoga perfectamente con las paredes blancas. Por el camino encontramos un pequeño distribuidor que se diluye en las estancias, pero que guarda una chimenea de pellets que sirve como calefacción central. La llama provoca esa sensación acogedora y se puede ver desde todos los puntos de la casa, resaltando que es un piso con historia.
Al fondo retomamos los techos de más de 3 metros de altura y formas abovedadas. Escoltada por una columna sin tratar (y bien iluminada), acabamos en la sala de estar. Lista para su función: descansar y disfrutar de una buena película, de la consola, de una cena informal con amigos o simplemente de la lectura. En ella, un armario sirve para guardar el centro de entretenimiento, en color azul (un clásico de Ikea) que destaca sobre una decoración diferente. Póster vintage, figuras de colección, cómics… ¡Ecléctico, que son millenials, ellos sabrán! Lo nuevo y lo antiguo, lo low cost (estanterías de pino modulares) con tesoros como un baúl de los años 20. Un espacio vivo, donde las plantas tienen su protagonismo tanto dentro como fuera de la vivienda.
Pasando a la zona privada de la vivienda, encontramos la habitación principal. Una cama doble sin cabecero, donde el toque de color lo aporta la decoración, y el vestidor abierto realizado con tuberías de hierro fundido y dos cómodas low cost. Una fórmula original de dar color a través de ropa, de tener todo expuesto y aligerar el presupuesto de la reforma. Láminas de artistas internacionales junto con un lienzo pintado por la abuela de la familia. Todo suma. Un espacio donde descansar, y desayunar con los primeros rayos de sol y el canto de los pájaros del parque de fondo. Neutro, abre a un cuadro verde a través de su ventana.
El único baño de la vivienda es un espacio que convive en unidad de estilo con la zona de agua, para dar esa sensación de continuidad de espacios. Adyacente a la cocina y pensando en dar amplitud, un espejo que ocupa toda la pared duplica el espacio, que unido a la geometría tanto del solado como del azulejado genera mayor profundidad. La ducha, bien escondida, cierra con una cortina. El resto del mobiliario son adaptaciones bien pensadas de mobiliario de escaparates (comprados a precio de saldo directamente a sus franquicias) en combinación de madera de pino natural. Limpieza y neutralidad.
Por último, una estancia que hace las veces de despacho, pero con suficiente espacio para visitas inesperadas.
En resumen, la reforma de esta vivienda, sus acabados, mobiliario y estilismo intenta agradar a ese público joven que quiere completar sus propios espacios, haciendo suyos cada uno de ellos.
Aunque por precio podríamos hablar de una reforma ‘low cost’, la integración espacial conseguida junto al discurso de la decoración, la distribución… Se ha conseguido un espacio estéticamente eficiente y atractivo. Respeta su origen, sorprendiendo agradablemente al que cruza la puerta sin recrear algo que no es. Es ‘Imperial Cost’.
- Realización
- 2017
- Fotografía
- Belton Studio