¡No se dice croissants… se dice Piccolinos!

El fin era crear una experiencia auténtica y memorable en un lugar donde el paso diario es bastante breve, como lo es comprar un café para llevar. Diseñar un lugar único con el objetivo de dar vida a interiores que llevaran a los visitantes a quedarse dentro un poco más de lo habitual.

El ambiente acogedor es una sensación que resulta de una multitud de detalles: materiales naturales, colores, las formas de los muebles, la iluminación… Todo para resaltar el producto, el verdadero protagonista.

Las baldosas de mármol decoran la parte trasera del mostrador fundiéndose con el espacio. Los módulos hacen que la mirada viaje entre los volúmenes y el juego de la luz; los estantes integrados, acompañados de motivos vegetales, muestran los productos horneados, los utensilios y el resto de materiales del store.